Olea europaea var. argentata, olivos Lucio
EL 'PADRE' DE TODOS LOS OLIVOS

Granada es el  último reducto de olivares milenarios descendientes directos de los primeros árboles llegados a Hispania en  el siglo VII
Agricultores de Íllora y Alomartes aún mantienen miles de ejemplares con una antigüedad media de 650 años y troncos de más de tres metros 

JUAN ENRIQUE GÓMEZ Y MERCHE S. CALLE * WASTE MAGAZINE

Son ejemplares de ‘Olea europaea var. argentata’, una variedad de olivo conocida con el nombre de Lucio, de la que  existen referencias históricas que la convierten en la más antigua de las que se dan en el suroeste de Europa. «Fue en el siglo VI, cuando Andalucía aún era de dominio visigodo. Se produjo una sequía de siete años que acabó con la mayor parte del arbolado y, entre ellos, los olivos de lo que más tarde sería al-Andalus.

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Desde Túnez se importaron decenas de olivos para repoblar el territorio con una variedad que se sabía que aguantaría bien la sequía, la aridez y la pobreza de los suelos», afirma Antonio López,  gerente de la almazara Casería de la Virgen - Ecolomar,  de Alomartes,  que junto a la Denominación de Origen del Poniente Granadino y la Asociación Cultural Petit Verdot , encabeza un proyecto de protección y promoción de los olivos Lucio, «que podemos considerar como los ‘padres’ de la totalidad de los olivos que crecen en la península Ibérica», dice Antonio López, que asegura que aunque existen en algunos otros puntos de la geografía andaluza, son ejemplares aislados y sobre todo menos antiguos que los de Íllora y Alomartes.



Menor producción
En la provincia de Granada, el olivo Lucio no tiene una gran aceptación entre los agricultores, debido a que su producción de aceituna es menor y su recolección es más complicada, pero tienen un sabor y una calidad muy por encima de otras variedades que son las que más se comercializan. «Si se recolecta de forma temprana, cuando la aceituna aún no está muy  madura, la calidad del aceite es extraordinaria, aporta una cata diferente», afirma, José Juan Jiménez, de la Denominación de Origen Poniente.

Pero el mayor valor es el histórico, patrimonial y cultural. «Hablamos de árboles que poseen una media de 650 años de antigüedad, con más de tres metros de diámetro de tronco,  que han superado todo tipo de situaciones, y que descienden directamente de olivos del siglo VII», dice Marcos Muñoz, encargado de comunicación de la Denominación de Origen y representante de la Asociación Petit Verdot.
En la zona de Íllora, con una enorme riqueza olivarera, hay alrededor de 160.000 pies de esta variedad, de los que casi 10.000 tienen más de 600 años de edad y 3.000 superan el milenio «Son el 70% de los Lucio que crecen en toda la provincia de Granada», dice Antonio López. También los hay en la dehesa del Generalife, pero son mucho más jóvenes, y ya se comercializan como un aceite muy especial de la colina de la Alhambra.
Sobre estos árboles cargados de historia pesa una amenaza creciente: son talados para plantar otros de mayor capacidad productiva y más fáciles de recolectar, sin tener en cuenta la calidad y la singularidad que aportan en un territorio como los montes granadinos.

Los promotores del proyecto de protección y promoción, de los que forma parte un histórico de Íllora, Manuel Argüelles, cronista oficial del municipio, presentarán los estudios científicos e históricos que avalan las características de los olivos Lucio, en la próxima edición de Expoliva, que se celebrará en Jaén entre el 6 y el 9 de mayo.
Los olivos de Íllora llegaron para soportar tiempos de sequía, vieron   el inicio y final de al-Andalus, sobrevivieron a guerras, talas masivas, e incluso a etapas glaciares como la Pequeña Edad de Hielo, y ahora esperan convertirse en un símbolo de identidad histórica y economía sostenible. 

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