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La Malahá, salinas y baños Sal, termas y desiertos La Malahá es el centro de un territorio de limos, yesos y conglomerados,
un ecosistema desértico, en el que el agua es salada y donde especializarse
es la clave para sobrevivir
Por Juan Enrique Gómez y Merche S. Calle / IDEAL
- Waste Magazine
(...) El canto insistente de las bandadas de grajillas se deja oír
sobre los cortados arcillosos del sureste del Temple. Vuelan sobre un espacio
que se alza como una isla geológica tras la Vega de Granada, donde
el paso de los milenios ha quedado escrito en líneas estratigráficas
trazadas en paredes verticales rasgadas por vetas de yesos y conglomerados
de aluvión, parajes que poseen una imagen similar a la que aportan
las ‘malas tierras’, las cárcavas del noreste, pero en este caso
es un paisaje que se encuentra al otro lado de las grandes montañas,
al oeste de la capital nazarí, un ecosistema semidesértico
al que se añade la particularidad de ser un territorio salino, en
el que el agua tiene grandes concentraciones de sal mineral a la que una
gran cantidad de especies animales y vegetales han logrado adaptarse y
sobrevivir, y donde el hombre, al menos desde la época del imperio
romano, hace dos milenios, ha sabido extraer la sal necesaria para su existencia.
(..) En el extremo noreste de La Malahá, varias charcas
y albercas rectangulares y de muy poca profundidad, estancan el agua procedente
de cuatro manantiales para que se evapore con el sol y el fondo quede cubierto
de un manto de sal. Forman parte de las salinas que tras la presencia árabe
en estas tierras, pasaron a formar parte del que fue conocido como el
Monopolio Salinero de los Reyes Católicos. La alta concentración
de sal indica que el agua del subsuelo de la Malahá pasa por zonas
con una gran cantidad de mineral de halita, que se disuelve y deja la sal
en la composición del agua.
La imagen de los estanques de evaporación con toneladas de sal
depositada entre canales, es la prueba de la existencia de un complejo
ecosistema en el que la salinidad también se encuentra en los cortados
y barrancos que desde La Malahá se extienden hacia las Gabias. Son
tierras semidesérticas que recogieron hace millones de años
los restos de la afloración de las sierras del entorno de Granada
y la desaparición de los grandes lagos. Suelos poco consolidados,
blandos y permeables, donde los yesos pueden verse en la superficie, junto
a rezumes salinos, y en los que crecen especies que no necesitan
demasiados nutrientes, y poseen escasos requerimientos hídricos,
como espartos, tomillo negro, albaidas, bolagas, esparragueras, alcaparras
y algunas pequeñas jaras de florecillas amarillas, que se
conocen como jara de escamillas porque en sus hojas poseen miles de escamitas
que parecen de sal. Una planta que habita sobre margas yesíferas,
altamente especializada, al igual que otras que prefieren los hábitat
salinos, como el llamado brezo o tomillo de mar, Frankenia laevis.
En espacios de inundación temporal, aparece en La Malahá,
una planta endémica de esta zona, el Limonium subglabrum, que llaman
saladilla de La Malá.
Los cortados son el hábitat donde horadan sus nidos los coloristas
abejarucos, que llegaron al final de la primavera y se marchan tras el
otoño. Golondrinas, aviones, jilgueros, pardillos, escribanos, cogujadas
y rapaces como cernícalos y águila calzada, que comparten
territorio con grandes bandos de grajillas. En los bordes de la salina
y en la ribera del arroyo Salado se ven aves limícolas que habitualmente
están en zonas de humedal, pero les atrae la salinidad de estas
tierras.
En el entorno de La Malahá el agua dulce es un bien escaso, y
la que realmente mana de la tierra es termal, a una temperatura más
alta de lo normal y con excelentes cualidades medicinales, por lo que desde
hace más de 2.000 años ha sido la base de los baños
termales que fueron explotados de forma muy intensa por los árabes
del Reino de Granada, y más tarde, en el siglo XIX. Ahora, el principal
manantial forma parte de un complejo turístico, de ocio y termalismo,
enclavado junto al viejo balneario y baños árabes, de los
que aún se puede ver un gran estanque rodeado de restos arqueológicos.
El agua de los baños procede de las profundidades de la tierra,
de capas muy profundas donde adquiere altas temperaturas que logra mantener
durante el recorrido que realiza a través de fracturas que le permiten
ascender a la superficie.
La Malahá, en árabe significa ‘tierra de sal’, una característica
que modifica y moldea el paisaje, genera ecosistemas singulares y parajes
únicos situados al oeste de la Vega de Granada.
Salinas de La Malahá Espacios Naturales de Granada
La Malahá se encuentra en la provincia de Granada, Las
Salinas estan situadas al oeste del arroyo Salado bajo el cerro de
la Almenara. Con altitud de 780 m sobre el nivel del mar, y formando una
depresión rodeada por una serie de elevaciones formadas por depósitos
de yesos (margas yesíferas).
El nombre de la localidad granadina procede del término árabe
al-Mallaha, que significa "alquería de la sal", aunque las salinas
son explotadas desde la época del imperio romano y posteriormente
los godos la llamaron Mizarza por los beneficios de sus aguas termales.
Los Reyes Católicos compraron estas tierras a All Mahalí,
personaje de la nobleza musulmana y cedieron la explotación de las
salinas al El Zagal cuando éste rindió en 1489 las plazas
de Guadix y Almería. Durante el siglo XIX experimentó un
auge extraordinario gracias a su balneario, cuya fama se extendió
por toda Europa.
De la época romana quedan en este lugar un torreón de
vigilancia y un puente por el que se accede a las pozas de sal, así
como algunas termas que también fueron usadas por los árabes
y de las que se conservan las cúpulas de piedra y la piscina termal.
Igualmente islámico es un antiguo aljibe.
Tanto las zonas de los saladares como las colindantes de margas
y yesos tienen una vegetación especial donde destaca un endemismo,
exclusivo de este paraje como es el Limonium
subglabrum.
Especie amenazada Incluida en la Lista
Roja de la Flora vascular de Andalucía y en el Libro Rojo de
la Flora vascular amenazada de España, que habita en taludes,
cunetas, ramblas, bordes de caminos, zonas llanas con encharcamiento temporal,
sobre substratos margosoyesíferos ricos en sales solubles.
Capparis spinosa (Alcaparra) está
muy extendida por toda la zona / Esparto
Chrozophora
tinctoria, conocida como Tornasol es una planta que los árabes
de al - Andalus teñían sedas, lanas y linos con los tintes
extraídos de esta planta, por eso se puede encontrar con facilidad
cerca de cursos de agua ya que ésta es un elemento indispensable
para los tintoreros.
VÍDEOS: Paisajes con Historia, es una serie de reportajes
para dar a conocer rutas y parajes con cualidades naturales y
patrimoniales. Grabaciones exclusivas de Waste Magazine.
(Reportajes,
fotogalerías y vídeos)
PROMOCIONADO
Paisajes con historia Vídeos, reportajes, fotogalerías, rutas...
Paisajes para vivir Granada
Publicado en IDEAL el 4 de agosto de 2015
Las cárcavas: Se extienden al este
de La Malahá. Pueden verse en todo el recorrido por la carretera
que llega desde Las Gabias. El mejor punto de observación del ecosistema
está en las coordenadas: 37° 6’21.60N 3°43’4.03W.
Baños termales: Situados a un kilómetro
del pueblo por la carretera hacia Santa Fe. La zona arqueológica
está en las coordenadas 37° 6’16.27N 3°43’36.04W y
el complejo turístico a escasos metros.
Las salinas Al fondo de los cerros de cárcavas, el
núcleo urbano se expande alrededor de las salinas._La extracción
de sal de interior es más productiva que la marina, ya que la concentración
de sal por litro de agua es mucho más alta. El agua, filtrada a
través de un terreno poroso, pasa por zonas con mineral de halita,
que se disuelve en el agua y hace que al salir a la superficie en forma
de manantial y surgencias, sea salada y tras evaporarse deposita la sal.
Las salinas de la Malahá
(datos, espcies, fauna, flora)
Las marcas del Cuaternario Las tierras que actúan como frontera geológica
entre la Vega de Granada y el Temple, son espacios áridos, desérticos,
que recuerdan las cárcavas del noreste Baza y Guadix. Es un territorio
de limos, yesos y conglomerados, en el que la vegetación ha tenido
que adaptarse a las altas concentraciones de sal y la falta de agua. Las
paredes y cortados muestran las marcas que ha dejado el paso del tiempo.
Cada franja es un estrato que como un archivo histórico, narra lo
ocurrido en millones de años.