Ecoescuela,
Escuela de Naturaleza Valparaíso
GUARDIANES DEL DARRO
Alumnos del Ave María observan la evolución de la naturaleza en
las riberas del río que baña su escuela
Crean una ecoescuela para realizar tareas de seguimiento de fauna,
flora, calidad de las aguas y reintroducción
de especies amenazadas
JUAN ENRIQUE GÓMEZ Y MERCHE S. CALLE * WASTE MAGAZINE
Viven y estudian en la ladera de Valparaíso, sobre el cauce del
río Darro y frente a la colina de la Sabika, el Avellano y la
Alhambra, un paisaje que les marcará para siempre. Son alumnos de
la Casa Madre de las Escuelas del Ave María, que se han convertido
en pequeños vigilantes de las riberas del Dauro, observadores
de la vida silvestre en un cauce que a lo largo de casi un
kilómetro discurre junto al centro educativo. Aprenden a conocer y
apreciar la vida que se desarrolla entre las alamedas, en
fresnedas, zarzales y el matorral ribereño autóctono que crece
junto a remansos de agua en los que han visto crecer las
truchas, se han sorprendido con la metamorfosis de los
anfibios y escuchan el sonido de los pájaros para reconocerlos por
su canto.
Julio Hernández Gómez, es el profesor que con los alumnos del Ave
María, sobre todo con los de educación especial, ha creado el Aula
de Naturaleza Valparaíso y, con ella, una nueva forma de entender
la educación ambiental. «Los chavales están entusiasmados. Desde
hace tiempo son los verdaderos protagonistas de los trabajos que
realizamos en relación con la naturaleza. Desde que hace un año
empezamos con este proyecto, hemos logrado adecuar caminos de
acceso desde el centro hasta el cauce del río, y senderos para
recorrer las riberas», afirma Julio Hernández, que muestra a sus
alumnos la evolución de la naturaleza ‘in situ’, gracias a que el
centro está construido en la zona baja de la ladera del
Sacromonte. «Linda con el río a lo largo de casi un kilómetro, lo
que nos otorga una singularidad que debemos aprovechar.
Ese contacto con un paraje natural muy poco alterado es algo que
debemos tener en cuenta como recurso educativo y de colaboración
con las instituciones que se dedican a la conservación y
protección de la naturaleza». Julio, al que los chavales llaman
‘maestro’, les baja hasta el río para que ellos mismos tomen
muestras para medir la calidad del agua. Les muestra como en
aquella poza, algo más allá del tronco de álamo por el que han de
salvar el cauce, habita una trucha común de gran tamaño, la
especie autóctona de los ríos del sur, desplazada por la
contaminación y la expansión de la trucha arco iris. «Hemos puesto
cámaras de fototrampeo para ver las evoluciones de algunas
especies, tanto para captar el paso de mamíferos, como en otras
ocasiones para observar a los anfibios, con los que llevan a cabo
un trabajo muy especial: «Nos hemos convertido en pioneros de la
campaña de reintroducción del gallipato,
Pleurodeles waltl,
en el Darro y otros puntos de las inmediaciones, junto con la
Sociedad Granadina de Herpetología, un proyecto aprobado por la
Consejería de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía.
Desde que el aula de naturaleza comenzó a trabajar, los chavales
del Ave María, algunos de ellos internos, se dedican a la
observación y aprendizaje de su entorno. Los caminos entre las
diferentes dependencias del centro están bordeados de una frondosa
vegetación ribereña. «A los árboles les hemos puesto cartelitos
con su nombre científico, y en algunos puntos hemos colgado
casitas para pájaros», dicen los chavales, que mantienen un
continuo control de la evolución de las especies en su entorno.
«Fueron estos chicos quienes dieron la primera cita de
reproducción de rabilargos en la provincia de Granada, un ave que
ha colonizado esta zona hace muy poco tiempo», dicen Julio
Hernández, que ha construido con ellos albercas y pozas para que
puedan vivir larvas de sapo común y partero.
Los escolares del Ave María saben que entre los zarzales viven
pequeñas comadrejas, se mueven zorros y jinetas. Aprenden a
conocer la naturaleza y por ello, la respetan.
Un colegio bajo el influjo de la Alhambra
TEMAS RELACIONADOS
Una serie de reportajes para mostrar la riqueza natural
que nos rodea, sus ecosistemas y a sus singulares
habitantes.
Granada y las tierras del sureste de Andalucía poseen la
mayor diversidad biológica de Europa, parajes únicos para
vivir en tiempos de estío