Una mirada particular sobre la naturaleza, sus espacios,
ecosistemas, historia, imágenes y sensaciones.
Lugares reales que intuyen universos paralelos, listos para ser descubiertos
Los álamos y sauces bordean la captación de aguas que desde el río Aguas Blancas aportan su caudal a la acequia del Cadí. El decantador es un remanso en el que agua descansa y deja caer al fondo los residuos de arenas.
El canto agudo de los mosquiteros se mezcla con el piar nervioso de
las lavanderas, dos pequeñas aves invernantes que buscan insectos con los que alimentarse entre
los residuos y restos vegetales que flotan sobre el agua y se adhieren a los musgos que tapizan
los bloques de piedra de un canal milenario. Es la acequia que se llamó del Candil y más tarde
del Cadí, la acequia finalizada por los almohades en el siglo XII para cubrir las necesidades de
expansión de la Medina Garnata hacia cotas de altitud a las que no podía llegar el agua de la
‘al-Saqiya al-Kubra’, la acequia Gorda, o Mayor de Granada, construida solo unos años antes. Era
el canal de las aguas de la Antequeruela y los campos altos del Realejo, un cauce labrado piedra
a piedra a través de las riberas próximas al Genil, al pie de las tierras frágiles y arenosas
del cerro del oro hasta entrar en la capital del reino.
Nace en el río Aguas Blancas, a escasos metros de su desembocadura en el cauce del Genil. En las
antiguas tierras del Blanqueo, que hoy forman parte del centro administrativo del Parque
Nacional de Sierra Nevada, donde llama la atención una pequeña infraestrucutra hidráulica
situada junto al cauce del río afluente del viejo Xenil, es el decantador de residuos, donde el
agua se remansa tras ser derivada de su caudal original y deja caer al fondo arenas e impurezas
para discurrir como ‘aguas limpias’ hacia su destino y regar los campos de Cenes, la Lancha y
las almunias y villas de la Granada situada entre los accesos a la Alhambra por la Antequeruela,
y ya en el Realejo, morir en un gran aljibe que aún perdura en la barriada de Belén, junto al
Príncipe y perderse en los desagües que, al final, vuelven a alimentar el Genil, allá abajo, en
el Salón.
El río que nace en el paraje de Fuente Loca, unos kilómetros más arriba del pantano de Quéntar,
presta sus aguas desde hace casi un milenio y lo hace en un paraje que en invierno se tiñe de
ocres y rojos, y se deja tapizar con las hojas caídas de las alamedas. Es la hermana menor de
las sendas del agua.
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especiales, parajes que desvelan universos por descubrir. Fotografía de naturaleza, paisajes
comentados desde una mirada poética, periodística y científica. Espacios para la contemplación
de la naturaleza en invierno. Este libro describe espacios naturales a través de una
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final del año, y con circunstancias meteorológicas y de iluminación elegidas para la ocasión.
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El Blanqueo: La captación está en el extremo noreste del centro administrativo del Parque Nacional de Sierra Nevada, en la carretera de Pinos Genil. Junto al aparcamiento, entre alamedas, se encuentra el decantador de arenas que da inicio a la acequia, que discurre en dirección Granada. Mapa y coordenadas: