En la ciudad italiana de Sorrento (Italia) en julio del 2004 se
celebro la quincuagésima sexta Reunión anual de la Comisión
Ballenera Internacional (CBI). Países de todo el mundo debatieron
cuestiones fundamentales para la conservación y recuperación de
las poblaciones de ballenas, muchas de ellas amenazadas de
extinción tras la herencia que dejá más de un siglo de caza
comercial de ballenas, pero sólo en 1925, cuando casi todas las
especies de grandes cetáceos estaban al borde de la extinción, se
comenzó a hacer esfuerzos para salvarlas mediante regulación
internacionales.
La caza de ballenas data de al menos los comienzos de 1600, fue
una actividad pesquera importante y, dada la tecnología de cada
época intensiva. Si bien se afirma que ninguna especie de ballena
ha sido extinguida por el hombre, no es menos cierto que la
historia de la industria ballenera se caracterizo por el
agotamiento recurrentes de las reservas de diferentes especies. A
comienzos del siglo pasado se registraron casos de poblaciones
reducidas a muy pocos individuos. Se trataron de especies de fácil
captura tales como la ballena de Groenlandia (
Balaena
mysticetus) y en particular el
rorcual de aleta blanca
(Balenoptera acutorostrata). El
avance tecnológico tanto de las artes de pesca como de navegación
permitió ampliar el radio de las capturas e intensificarlas. La
captura de especies lentas y costeras se extendío a la de especies
veloces en mar abierto y en la Antártica. La caza intensiva
del rorcual azul, que alcanzó su máximo en 1930 con la captura de
29.490 individuos, redujo la reserva a niveles inferiores al de
sustentabiliad. Ello provocó la caída de sus capturas a unos 5.000
individuos en 1940. A comienzos del siglo pasado la población de
rorcual azul , intensamente capturado en el Pacífico norte, se
calculaba en 5.000 individuos, su protección data de 1966, pese a
lo cual en 1972 su población era de unos 1.500 individuos, que
equivalía a 65 por ciento de máxima captura sostenible
estimada. Algo similar ocurre con las reservas del Atlántico
norte cuya protección data de 1955 y 1960 (Islandía). Su reserva
inicial se estimaba en algo más de 1.100 individuos, de los cuales
actualmente existen unos pocos centenares. En el hemisferio sur la
reserva de rorcual azul, prácticamente sin explotar, era a
comienzos del siglo pasado del orden de 200.000 individuos. Su
captura intensiva entre 1920 y 1955 la redujo a menos de 1.000l en
1964; en 1965 se prohibió su caza; a comienzos de los ochenta la
reserva era de 7.000 a 8.000 ejemplares. En la actualidad la
reserva es de unos 9.000 individuos.
Con la desaparición de las grandes ballenas motivó la caza de
especies más pequeñas, tales como la ballena boreal o rorcual del
norte (
Balaenoptera borealis) y la ballena jorobada o
jibarta (
Megatera noval angliae). La primera que alcanza 23
tonelada de peso por 12 a 18 metros de longitud, redujo su
población en 33 por ciento en sólo 3 años (1963-1967); la actual
es de unos 23.000 individuos frente a una reserva inicial de
45.000 a 50.000 a comienzos de los sesenta. A su vez la jibarta,
que alcanza peso promedio de 54 toneladas y 17 m de longitud,
redujo su reserva de unos 100.000 individuos antes del inicio de
su caza, a una población actual estimada en 5.000. Está protegida
desde 1966.
En los sesenta la industria ballenera intensifico la captura de
cachalote (
Physeter macrocephalus), especie migratoria de
unos 60 t de peso por 20 m de largo. Se caracteriza por la
distribución de sus hembras e individuos jóvenes en aguas
tropicales y subtropicales de ambos hemisferios. Sus capturas
alcanzaron un maximo en 1965, posteriormente cayeron al disminuir
la reserva. En el hemisferio sur se estimaba en 1946 una reserva
de 257.000 machos y 330.000 hembras, que en 1972 se habían
reducido a 128.000 y 295.000 respectivamente.
La Comisión Ballenera Internacional (CBI) es el único órgano
reconocido por los países del orbe, con autoridad para regular la
caza de las ballenas. Desde un comienzo, los paises miembros han
estado divididos en dos bloques, el de los países balleneros y el
de los conservacionistas. Su creación en 1946 significó una
reacción ante el dramático retroceso poblacional experimentado por
los grandes mamíferos marinos, a causa de la caza abusiva. El
mayor éxito se alcanzo en 1986 al entrar en vigo una moratoria en
la caza de ballenas en todos los mares del planeta. Si bien se
trata de una veda transitoria y no siempre respetada, de cualquier
manera significó un alivio significativo a la depredación
registrada en los dos hemisferios. Además lanzó un mensaje muy
positivo al mundo a favor de la conservación de las especies
subordinando la rentabilidad al equilibrio de las poblaciones.
La Cumbre de la Tierra realizada en Río de Janeiro en el año 1992,
represento sin lugar a dudas un nuevo hito histórico a favor del
medio ambiente. Renació el Espíritu para la Conservación del
planeta y su gente, contemplando las futuras generaciones al que
llamaron: Desarrollo Sostenible. Los pueblos originarios lo han
aplicado sin saberlo desde antaño. Más sabios y pragmáticos
demostraron que es posible obtener bienestar económico,
crecimiento cultural y calidad de vida sin agredir a la
naturaleza.
La ignorancia de la humanidad está poniendo los océanos de nuestro
planeta en peligro. Hemos creado este problema debido a la falsa
impresión que los océanos son infinitos y estos deben disolver,
absorber, purificar y que vuelva inocuo todo lo que la humanidad
produce.
El caso ballenero nos permite ilustrar las implicaciones
económicas y ecológicas de la explotación de recursos renovables
libre o públicos, en especial, ilustrar diferentes externalidades
negativas vinculadas con la sobrepesca, tales como: reducción de
reservas, agotamiento, caida de capturas, aumento de esfuerzo
pesquero, caida de rendimiento, aumento de costo etcétera.
La humanidad esta descubriendo de la peor manera que los océanos
no son infinitos ni muchos menos invulnerables. Aparte del hombre,
las ballenas son la única especie que aún migra libremente por
todos los océanos de este planeta y ocupan un lugar importante en
la estructura y el funcionamiento de los mares y océanos. Gran
parte de estos animales son el último eslabón de las complejas
cadenas alimenticias y en consecuencia pueden servir como
indicadores de la salud de todo un ecosistema. Además son los
mamíferos más grandes de la tierra y ciertamente los más
misteriosos e interesantes, ya que se ignoran muchas cosas acerca
de ellos. Los problemas alarmantes que enfrentan muchas
poblaciones de ballenas delfines y marsopas reflejan la gravedad
de la crisis que enfrentan los océanos. No sólo las especies
y poblaciones tales como la ballena franca en el Atlántico Norte,
la Vaquita o la ballena gris en el Pacífico Occidental se enfrenta
a una posible extinción en este siglo, sino tambien a las
poblaciones de peces, (actualmente, más del 70 por ciento de las
poblaciones mundiales de peces están o cerca de la
sobreexplotación, sobreexplotados o en recuperación. Algunas
poblaciones de peces que se suponían inagotables como el bacalao
de Terranova, casi han desaparecido y no muestran signos de
recuperación. Por todo el mundo, los ecosistemas marinos se están
degradando y en algunos casos han sufrido grandes cambios que
afectan a su funcionamiento.
Cada vez más los ciéntíficos están recomendando el establecimiento
de reservas marinas, áreas donde no estan permitidas las capturas,
con el objetivo de reparar el daño hecho durante décadas por la
sobrepesca. Japón argumenta que es necesario matar a más ballenas
que hasta ahora para probar que son ellos los responsables de la
disminución de las reservas pesqueras. Existen trabajos
científicos en los cuales no se encuentra indicios de que se
superpongan los caladeros y las zonas donde se alimentan las
ballenas. Estos mamíferos comen además fundamentalmente plancton,
calamares de aguas profundas y pequeños cangrejos.
Desde la perspectiva ecológica es interesante explorar el efecto
de la sobrecaptura sobre las relaciones entre especies y sus
alimentos. En la zona antártica, cinco especies de ballenas y tres
de focas, varias especies de aves marinas y especies ictiológicas
pelágicas así como algunos cefalópodos, compiten por el mismo
sustento: el krill (
Euphausia superba). Según se a
observado, las poblaciones de krill han aumentado con la
disminución de las reservas de ballenas, lo que está
siendo aprovechado por los otros consumidores. Así algunas
poblaciones de pingüinos han aumentado notablemente. A su vez, la
rarificación de las poblaciones de algunas especies ha favorecido
a una de ellas: el rorcual del norte, éste, gracias a la mayor
disponibilidad de alimento, revela mayores tasas de crecimiento y
de preñez y edades de maduración sexual más tempranas. Ello
plantea la interrogante de si este hecho no dificulta la
recuperación de las reservas agotadas de ballenas ( un fenómeno
similar al de la sardina del Pacífico norte).
La inesperada abundancia de Krill ha despertado también el apetito
de otro predador: el ser humano, quien, ignorando una de las
causas de la repentina abundancia, esto es, la desaparición de su
mayor depredador , las ballenas, ha especulado sobre la
explotación comercial de krill, a decir de algunos un "enorme e
inagotable" recurso marino para la producción de proteína, tanto
para consumo humano directo como para consumo animal. Es obvio que
cualquier captura masiva de Krill desencadenará una serie de
efectos en cadena, en especies de mamíferos marinos, ictiológicos,
de cefalópodos y aves marinas, que en el hemisferio sur dependen
de este alimento y carecen de otro sustento de las mismas
dimensiones y concentración.
Algunos expertos han observado que la conversión de Krill en
proteína para alimento animal implica una escasa eficiencia
energética, no sólo por los costos de captura relativamente
elevados en relación al volumen mínimo necesario, sino por las
fases de conversión en proteína y por último por la conocida
ineficiencia energética en la producción de proteína animal, en
circunstancias que como se ha señalado, el krill es un eslabón de
una cadena alimentaria muy eficiente. Estos expertos concluyen que
la mejor utilización del krill es en contexto de una eficiencia
gestión de los recursos del mar, antes que en su captura para
alimentación animal.
Algo similar ocurre con especies ictiológicas por las cuales la
competencia entre seres humanos y ballenas es grande. Es el caso
del capelán del Atlántico norte, sustento básico de la jebarta,
del rorcual de aleta blanca y del rorcual común. Se calcula que en
la región de Terranova una reserva de 2.500 rorcuales comunes
consumen unas 250.000 t de capelán en cada estación veraniega y
que la reserva de rorcual de aleta blanca consume otras 35.000 t,
comparadas con 250.000 descargas en 1974 por diversas flotas
pesqueras para consumo humano, y cantidades muy superiores
consumidas por especies depredadoras del capelán como focas,
bacalao, túnidos etc. A su vez, el hombre compite con el rorcual
común y el de aleta blanca por el arenque, con otros por la
sardina y la anchoa, y con diversas especies por el bacalao y la
caballa, complemento dietético de los copépodos en la alimentación
del rorcual del norte.
Durante los últimos años viene empleándose un nuevo argumento para
justificar la caza de ballenas. Sus defensores se apoyan sin base
ciéntifica que las ballenas están agotando las poblaciones de
pescado, pero no son capaces de producir un solo informe que apoye
sus teorías, la verdad es que, a través de los océanos del mundo,
la crisis pesquera es uno de los resultados de la explotación
irracional de los océanos.
Actualmente hace 18 años que se prohibio en todo el mundo el
comercio de ballenas. Sin embargo Noruega caza sin pretender hacer
ciencia, más allá de ser mienbor de la CBI, pues esta Convención
deja abierta la posibilidad de acatar sin sanciones (artículo 5°)
las resoluciones que adopten los países parte. Mientras que Japón
e Islandia justifican su captura sistemática bajo la excusa de
"investigación científica". Anualmente Japón mata más de 540
ballenas (el 10 por ciento preñadas), las cuales no van a
investigación, sino directo al plato del lujosos restaurantes
nipones. Es más, para nadie es un misterio que Japón caza ballenas
en un santuario reconocido internacionalmente en el Océano
Antártico, pero- claro que faltan brazos y voluntad mundial para
sancionar y fiscalizar.
El reclutamiento de Japón de los votos de algunos de los países
más pobres del mundo se ha convertido en una actividad anual en la
CBI con el objetivo de conseguir los votos suficientes para acabar
con la prohibición de la caza comercial de ballenas.
Para levantar la moratoria se requiere el voto de las tres cuartas
partes de los miembros de la Comisión (CBI), pero una mayoria
simple del bloque ballenero abriría las puertas para el aumento de
las cuotas para caza con fines científicos.
Hoy en día la persecución se realiza solamente por la carne, pero
hace mil años se usaba su grasa para aceite para lámparas, velas,
jabones y perfumes. Las barbas de ballena- las láminas córneas y
elásticas que cuelga de la mandíbula en vez de dientes se usaban
para cepillos y para endurecer prendas de vestir como corsets y
paraguas. Más tarde, el esperma, para uso como combustible, el
aceite se usó para producir margarina o para curtir el cuero.
Durante la explotación intensiva japonesa de los años treinta, lo
más apreciado era el aceite; después de la segunda guerra mundial
se aprovechaba la carne junto con el aceite; por último , en la
época de captura intensiva del cachalote, cuya carne es apreciada
en pocos lugares, el objetivo era su conversión en aceite y
harina.
En este siglo la causa por la que se las mata es que su carne es
una exquisitez en varios países de Asia. Así cada tanto hay carne
de ballena azul- con 32 metros, el mamífero más grande del mundo y
en peligro de extinción- en los supermercados japoneses. Y eso que
la caza de este cetáceo, que puede pesar hasta 150 toneladas, esá
completamente prohibida.
Las ballenas son animales de vida relativamente corta, alrededor
de 30 años, y se reproducen poco y tarde. Uno y muy raramente dos
ballenatos a la vez, con lo cual su potencial de recuperación y
por consiguiente de supervivencia después de una caza excesiva, es
relativamente débil. Por otra parte, algunos de estos mamíferos se
caracteriza por estar en la cumbre de una cadena trófica muy
corta, entre las más cortas de la naturaleza. Por ejemplo la
ballena boreal o rorcual del norte está en el cuarto nivel
trófico, y los que se alimentan de krill como el rorcual azul e el
rorcual común en el tercero, reflejando por lo tanto un relativo
elevado rendimiento energético.
Los cetáceos tienen una capacidad casi increíble de
enriquecer las vidas de las personas con las que llegan a entrar
en contacto pacífico. Ejercen una atracción universal única sobre
el espíritu humano. Son incomparables generadores de asombro y
admiración. Existe una mística a su alrededor que inspira un
sentido de maravilla y felicidad en personas de todas las razas y
nacionalidades, algo que ningún otro grupo animal ha llegado a
igualar con tal magnitud. Los cetáceos ejercen tal fascinación en
la gente que se han transformado en poderosas herramientas para la
educación de personas de todas las edades. Además, parecen tener
una afinidad especial por los seres humanos.
A pesar de su tamaño y fuerza amenazadores, y a pesar de siglos de
haber sido víctimas de la depredación humana, las ballenas en su
ambiente natural demuestran una y otra vez ser excepcionalmente
tolerantes de la proximidad de los humanos, y no sólo toleran sino
que además
muchas veces inician deliberadamente interacciones positivas con
las personas.
El espacio vital de las ballenas, al contrario del de los
animales terrestres, no está delineado por límites
nacionales claramente definidos. Sus territorios pertenecen en
buena medida a la globalidad de las naciones: son los mares del
mundo que no pertenecen a ninguna nación en particular,
constituyendo un recurso especialmente global. Así, las ballenas
se encuentran bajo el control internacional, y dado que legalmente
no son un recurso de ningún país, ninguna nación puede reclamar el
derecho moral de matarlas. Las decisiones sobre la explotación o
la protección de las ballenas lógica y legalmente deben ser
tomadas a través de un organismo internacional como la Comisión
Ballenera Internacional.
Gracias a la moratoria las grandes ballenas como el gigantesco
rorcual azul, que puede alcanzar las 150 toneladas de peso, hasta
el diminuto rorcual aliblanco de 15 toneladas no corren peligro
inmediato de extinción. Pero el rorcual azul y su prima la ballena
franca del Atlántico están clasificadas como especies en peligro,
mientras que la ballena franca boreal, la franca de la Patagonia,
el rorcual boreal, el rorcual común y la yubarta están
considerados como especies vulnerables. La población de ballenas
grises del noroeste atlántico apenas cuenta con 300 o 350
ejemplares y la del noroeste del Atlántico ha sido tan severamente
dañada que está a punto de desaparecer del planeta. Igualmente de
la especie gris del noroeste del Pacífico hay entre 100 y 200
ejemplares, mientras que otros cetáceos incluyendo delfines y
marsopas, también han caído hasta niveles críticos.
Japón siempre se ha puesto a la moratoira. Si bien el consumo de
carne de ballena forma parte de su cultura ancestral, también es
cierto que hoy es un país moderno, vanguardista y lo
suficientemente instruido como para comprender los límites de los
ecosistemas y las especíes. A pesar de la prohibiciones resueltas,
continua Noruega, Rusia, Corea, China, Islandia y Japón con la
matanza de ballenas aunque tratando de disfrazarloas mediante
supuestos programas de investigación cientifífica. Desde luego el
interés científico nunca impidio que la carne de esas ballenas
termine inexorablemente a la venta en los mercados y restorantes
de las ciudades.
Los océanos que ahora habitan los cetáceos no son los mismos
que existian en 1925 cuando se créo la CBI. Actualmente las
principales amenazas para los cetáceos son la polución, escasez de
alimentos, choque con embarcaciones, disminución de la capa de
ozono, la contaminación acústica, la sobrepesca, capturas
accesorios, el cambio climático y la creciente degradación de su
hábitat pone en grave peligro la existencia de siete de las 13
especies de ballenas grandes que hay en el mundo, que además
sufren el incumplimiento de la moratoria internacional. Según las
últimas investigaciones, las ballenas se ven cada vez más
afectadas por la acumulación de elementos químicos en sus grasas,
que se liberan lentamente a través de su leche a sus crios.
La revolución química de la última mitad del siglo 20, ha creado
una multitud de nuevos productos y subproductos, muchos de los
cuales son acompañados por materiales altamente tóxicos que cuando
están concentrados se convierten en venenos casi mortales. Entre
los más peligrosos y persistentes se encuentran los
organohalogenados (compuestos orgánicos que incluyen al cloro,
flúor y bromo) ; ejemplos de estos compuestos son el
diclorodifeniltricloro etano o más conocido como DDT, los
bifenilos, policlorinados, los furanos y las dioxinas. Se pueden
encontrar algunas de estas toxinas en algunos pesticidas y
herbicidas.
Muchos de estos compuestos duran cientos hasta incluso miles de
años. Existe evidencia que sugiere que estas sustancias pueden ser
responsables de una menor producción de espermatozoides en los
hombres, malformaciones anatómicas, problemas de desarrollo en
fetos, problemas de aprendizaje en niños y un aumento en las
deficiencias producidas en los sistemas inmunitarios de todos los
mamíferos.
Los niveles de ruido por actividades marinas industriales han
aumentado afectando gravemente a estos animales que utilizan un
sistema de sonar para navegar y comunicarse, así como para
encontrar comida.
Todas las especies de odontocetos (cetáceos con dientes) utilizan
un sistema de "sónar" para comunicarse y detectar a sus
presas. El delicado y perfecto siste ma craneal de un
zifio es capaz de producir sonidos que rebotan sobre objetos y
seres del fondo marino, especialmente en aquellos lugares donde la
visibilidad es baja o nula, y que le son devueltos en forma
de ondas a través de su mandíbula inferior, dándole una completa
definición de lo que hay a su alrededor.
Por tanto no es casual que la Armada estadounidense se haya
centrado sobre esta especie de cetáceos como modelo experimental
para desarrollar y perfeccionar sus sónares militares.
Paradójicamente, el complejo sistema de comunicación de estos
mamíferos marinos, copiado por los humanos para controlar los
océanos, se está volviendo contra ellos y empieza a ser una seria
amenaza.
Los zifios tienen un sistema especialmente complicado de
ecolocación que los ha convertido en punto de interés especial. El
cráneo tienen una gran cantidad de cavidades (senos) que le
permiten articular gran diversidad de sonidos y su mandíbula
inferior (dos hemimandíbulas fusionadas en su extremo más
exterior) es muy frágil y de poca consistencia, los que las dota
de una gran capacidad y precisión a la hora de recoger los sonidos
rebotados.
Estos animales suelen alimentarse en lugares de gran profundidad,
donde las temperaturas del agua son muy bajas y la entrada de la
luz es nula, por lo que sólo la bioluminiscencia o la ecolocación
pueden permitir conseguir la captura de sus presas.
La OTAN ha llevado a cabo estudios que han permitido conocer una
amplia gama de sonidos utilizados por estos cetáceos; desde las
secuencia de clicks a un intervalo de 0.07 segundos a otros de
mayor duración, como los silbidos. Aunque muchos de los sonidos
que emiten se encuentran entre 1 y 10 kHz, se han detectado
sonidos que van entre los 300 Hz y más de 40 kHz) y se cree que
pueden oír sonidos en un rango muy superior (entre los 100 Hz y
los 80 kHz). También se ha comprobado que son especialmente
sensibles a las frecuencias intermedias de este rango, lo
que hace que coincida con las utilizadas en sistemas de sónar de
media y baja frecuencia.
Las investigaciones se ampliaron con posterioridad a conocer el
impacto de la contaminación acústica, en especial por los sónares
militares que se estaban desarrollando, sobre estos animales. Esto
se intensificó tras el varamiento de zifios en las costas griegas
después de los ejercicios navales realizados por la OTAN (y que
concluyeron que uno de los animales había sufrido un golpe de una
onda de sonido de 290 Hz a 15 kilómetros del emisor). Similares
conclusiones han sido sacadas de los experimentos realizados por
la Armada estadounidense en zonas como Hawai, California o
Bahamas, donde también se detectaron, o bien varamientos, o
comportamientos anormales en los cetáceos.
Otro problema que sufren los cetáceos son los cambios del clima de
los últimos años, que han causado severas perturbaciones en las
corrientes oceánicas, así como el calentamiento global que provoca
el deshielo polar, lo que podría provocar una desestabilización
ecológica del Ártico y Antártico que pondría en peligro a las
especies que viven en la zona.
En Sorrento se llevo la ritual guerra verbal entre los que
buscaban incrementar sus cuotas de caza y los que se opusieron a
la llamada "caza con fines científicos" de cetáceos que desarrolla
Japón, Noruega y Islandia. Los especialistas estan indicando que
otro grave problema con el que se enfrentan las ballenas es la
pesca artesanal. Decenas de miles de cetáceos son capturados
accidentalmente cada año en actividades pesqueras y algunas
especies y poblaciones, como la ballena franca del Atlántico
Norte, el delfín baiji, la vaquita o la ballena gris del Pacífico
noroccidental, podrían extinguirse este siglo si no se toman
medidas inmediatas.
La prohibición de la caza internacional no ha logrado impedir que
anualmente perezcan 60.000 ballenas, según los cálculos más
pesimistas el número asciende incluso a 300.000 entre delfines y
ballenas, victimas de la pesca normal. Perecen en redes o quedan
atrapados en las cuerdas que atan las canastas de caza de la
langosta. Otras son víctimas de redes fantasmas, redes perdidas
que navegan sin rumbo y continúan matando en su camino. En la
actualidad mueren más ballenas que en las décadas de máxima caza.
Las cuotas de caza de los noruegos y japoneses es de 1301 ballenas
enanas, 10 cachalotes, 50 Sei y 50 ballenas Bryde en el 2003. En
el Mar Báltico por ejemplo, la pesca normal ha diezmado a la
ballena cochino casi por completo y se estima que sobreviven
cuando mucho unos 100 ejemplares. En este mar mueren anualmente
7.500 ballenas en las redes de pesca normal. La pesca accidental
es uno de los principales problemas para las ballenas en este
siglo, pero este tema no ocupa a la Comisión Internacional sobre
la Caza de la Ballena.
Por otra parte, desconocida hace unos decenios, la observación
comercial de las ballenas se ha convertido rápidamente en un
negocio mundial y multimillonario en varios países. Bien manejada,
esta actividad recreativa es una buena oportunidad para
desarrollar el turismo sostenible en regiones costeras que cuentan
con este recurso natural. La Conservación de los cetáceos
permite su explotación turística que es muy lucrativa, superando
el billón de dólares cada año, con un crecimiento promedio anual
del 18,6 por ciento.
Muchos países, han adoptado directrices de navegación y normas
para el avistamiento de las ballenas, adaptados a cada especie y
lugar. El objetivo es causar a estas extraordinarias criaturas la
menor molestia posible, para de esta forma ayudarlas a sobrevivir
y garantizar que las generaciones futuras puedan continuar
disfrutando de esta productiva actividad.
En algunos casos, el avistamiento de ballenas puede haber surgido
precisamente porque su caza está en descenso. Islandia fue un
ejemplo, la observación de cetáceo se incrementó 250 por ciento
entre 1994 y 1998.
En lo que sí ha tenido algo de éxito Japón es la compra de votos
dentro de la CBI. Se trata de algunos países de economías pobres
de reciente ingreso a la Comisión. La idea es inclinar la balanza
a su favor, a la hora de votar propuestas. En la Reunión de la CBI
en Italia, Japón nuevamente movio sus piezas para tratar de
levantar la moratoria que impide la caza comercial de ballenas.
Por fortuna, no lo consiguio. Tampoco logró que se impusiera el
voto secreto. Está medida permitiría comprar el voto de varios
países sin que los mismos quedaran expuestos ante la opnión
pública nacional e internacional.
La actitud de Japón de comprar votos de naciones pertenecientes a
la Comisión Ballenera Internacional (CBI) a cambio de ayudas
económicas, esta maniobra es conocida desde hace tiempo. Esta
actitud desacredita aún más la credibilidad ambiental de Japón. Si
bien el consumo de carne de ballena forma parte de su cultura
ancestral, también es cierto que hoy es un país moderno,
vanguardista y lo suficientemente instruido como para comprender
los límites de los ecosistemas y las especies. A pesar de la
prohibiciones resueltas, contiuo con la matanza de ballenas,
aunque tratando de disfrazarlas mediante supuestos programas de
investigación científica. Desde luego el interes científico nunca
impidio que la carne de sus ballenas termine inexorablemente
a la venta en los mercados y restaurantes de las ciudades niponas.
El interés nipón por cazar ballenas es de un grupo muy pequeño de
japoneses, unas quinientas familias que se dedican al negocio. El
argumento científico de los japoneses es una mentira-fachada para
mantener una lucrativa industria ballenera en Japón, donde la
carne se sigue vendiendo en restaurantes y comercios, esto suma
unos 80 millones de dólares al año. Los subsidios del gobierno
llegan a 4 millones de dólares anuales.
El gobierno japonés de forma unilateral anuncio su decisión de
incrementar el número de ballenas que matará cada año, en oras de
la ciencia.
Japón lleva a cabo en este siglo una guerra de desgaste en la cual
año tras año se va metiendo cada vez más y los países que se
oponen a la caza de ballena van perdiendo.
Tokio propuso en Sorrento una modificación al plan de cuotas de
caza conocido como ESQUEMA DE GESTIÓN REVISADO (RMS por sus siglas
en inglés), que lleve asociado al final inmediato de la moratoria
sobre la caza comercial de ballenas. El RMS es un conjunto de
reglas y procedimientos destinados a gestionar la caza de ballenas
en el futuro, que ha sido debatido durante muchos años y que hasta
ahora no ha llevado implícito la reanudación inmediata de la caza
comercial de ballena. Si se llegará a probar el RMS, la moratoria
sobre la caza comercial de ballenas bebería ser levantada de forma
autómatica. Los votos secretos, las reuniones a puerta cerrada y
la compra de votos fueron las palabras claves de la CBI. EL mundo
reclama mayor transparencia, la CBI sigue funcionando en forma
opaca, y el proceso del RMS es un ejemplo claro. La propuesta fue
apoyada por Dinamarca, España, Estados Unidos, Holanda y Suecia
busco autorizar la pesca de ballenas Minke, la especie más pequeña
y abundante. Pese al sorpresivo apoyo de Estados Unidos,
tradicionalmente opuesto a la caza, la moción no consiguió el 75
por ciento de los votos necesarios para su aprobación.
Como consecuencia Japón , el principal defensor de la explotación
comercial de cetáceos, dijo que si la Comisión no flexibiliza la
moratoria en un futuro abandonará el organismo y reamidará
unilateralmente la caza. Aduciendo fines científicos, Japón,
Noruega y Islandia cazaron 25.239 ballenas desde 1986.
Japón caza ballenas con propósitos entre comillas científicos.
Toma una muestra de tejido y el resto de la ballena lo venden en
el mercado.
La campaña pro caza japonesa es respaldada por un creciente gurpo
de países en vías de desarrollo con Antigua y Barbuda, Costa de
Marfil, Dominica, Granada, Guinea, Mauritania, Mongolia, Surinam y
Tuvalu.
Cuando la CBI se creó, heredó, de su predecedor (el Consejo
Internacioanl para la Regualción de la Caza de Ballenas), un
santuario que ocupaba la cuarta parte del Oceéano Antártico y que
albergava poblaciones de ballenas sin explotar. Este santuario fue
conservado hasta 1955. En ese año, se abrío a la caza de ballenas
debido a la presión de la industria ballenera. En tan sólo dos
años se produjeron en el 40 por ciento de las capturas de ballenas
en todo el Océano Antártico; en los siguientes tres años las
capturas de ballenas fueron disminuyendo. Este año se cumple el
décimo aniversario de la creación del Santuario Antártico.
Uno de los mayores exitos de Sorrento fue la condena al uso de
arpones explosivos que causan una merte lenta y dolorosa. Aunque
el organismo rechazó la cración de nuevas reservas en Argentina y
Brasil y Nueva Zelandia, estendió por 10 años más el Santuario del
Océano Sur que protege al 75 por ciento de la población mundial de
cetacéos. Los santuarios o reservas balleneras, son refugios que
garantizan a las ballenas protección a largo plazo frente a la
caza y surgen como uno de los mecanismos necesrios para segurar su
supervivencia. La propuesta para el establecimiento del Santuario
Ballenero del Atlántico Sur , que es liderada por Argentina y
Brasil, recibio el apoyo de países como Chile, Perú, Estados
Unidos y Sudáfrica, a pesar de haber recíbido 26 votos a favor, 22
votos en contra y 4 abtenciones, no logró contar con la mayoria
necesaria. De haber sido establecido hubiese sígnificado para las
ballenas del Hemisferio Sur la oportunidad de vivir toda su vida
en un mar libre de la caza comercial. Sin embargo, el resultado
negativo no debe sorprender ya que Japón sumo aliados al bloque
pro cacería para que lo acompañen en el voto y de ese modo
bloquear las iniciativas conservacionistas propuestas en el seno
de la CBI.
La creación de Áreas de Santuario, está contempalda en el Artículo
V de la Convención Internacional para la Regulación de la Caza de
Ballenas y contiene disposiciones bajo las cuales la CBI puede
enmendar la Agenda, adoptando regulaciones con rspecto a la
conservación y manejo de ballenas y productos balleneros. Los
Santuarios son considerados de gran importancia para la
utilización sustentable de los recursos vivos del mar y su
estableciminteo es totalmente coherente con las tendencias de
conservación marina que hoy se realizan en todo el mundo. También
ofrece la posibilidad de reforzar actividades de gran importancia
para la sociedad como la investivación y la educación
particularmente en los paises en vías de desarrollo.
Otra propuesta que tampoco logró aprobación, fue la de la creación
de un Santuario en el Océano Pacífico Sur, llevada adelante por
Australia, Nueva Zelandia y copatrocinada por Chile. Los
resultados de las votaciones fueron 26 a favor , 21 en contra y 4
abstenciones.
A pesar de estos resultados desfavorables, pudo acordarse de que
el Santuario Ballenero Austral continuará vigente por una década
más. Dicho santuario es crucial en la conservación y dearrollo de
los recursos balleneros ya que cubre el área circumpolar
alrededor de la Antártica que incluye la mayoría de las aguas al
sur de los 40°S, protegiendo así a poblaciones de ballenas
devastados por la industria ballenera en áreas de reproduccioón,
alimentación y crianza. Con respecto a esta Santuario, los
gobiernos de Japón , Noruega e Islandia expresaron su rechazo a su
mantención argumentando que éste carece de validez científica.
Japón por su parte, presentó una propuesta para eliminarlo y
auto-otorgarse una cuota de 3.000 ballenas minke austral para ser
capturadas durante los próximos cinco años. Esta propuesta fue
rechazada ya que no fue sometida previamente al Comité Científico
y no existe una estimación de abundancia sobre esta población.
Japón quería poder matar en los próximos cinco años a 2914
ballenas de la especie rorcual aliblanco (minke) por año en la
zona protegida de la Antártica. Pese a la prohibición de la
caza comercial los japoneses captúra al año ya 400 de estos
cetáceos bajo la escusa de su uso en investigación científica.
En Sorrento se exigio además medidas urgentes para proteger a las
ballenas grises -de las que quedan apenas 100 ejemplares- de la
explotación petrolera en la isla rusa de Sakhalin.
Otro de los aspectos más positivos es la instauración del Comité
dedicado exclusivamente a políticas de conservación de los
cetáceos, la iniciativa aprobada en la reunión del año pasado en
Berlin y que progresa lentamente pero en la adecuación adecuada.
También ha obtenido el visto bueno de la CBI la resolución
presentada por una docena de países, entre ellos Nueva Zelandia,
México, Brasil y Argentina, que contempla la adopción de medidas
para mitigar el sufrimiento de los grandes mamíferos marinos
durante la caza, como loas causados por los arpones con granadas
en su cabeza.
La agenda de la reunión de Sorrento abordó, por otra parte la
cuestión de las capturas accidentales de delfines y ballenas, el
mayor problema que acutalmente se enfrenta estos cetáceso.
Según el WWF, los miles de kilometros de redes desplazadas
diariamente en los mares del mudno provocan cada año la muerte
accidental de cerca 300.000 ballenas, delfines y marsopas.
Está previsto que en su próxima asamblea, que tendrá lugar en
Corea en Junio de 2005, la CBI debata medidas concretas como la
regulación de los tipos de redes autorizadas para la pesca a fin
de solventar este problema.
La Comisión (CBI) rechazo con ajustadas mayorías propustas de
Japón para aumentar la cuota o suprimir santuarios marinos.
También rehusó implantar el voto secreto dentro de la asamblea,
una iniciativa que la delegación nipona presenta puntualmente
todos los años y que, de salir adelante, significaría un duro
golpe a la transparencia de la CBI.
Una de las pocas concesiones que se ha otorgado al frente
ballenero ha sido la autorización a ciertas comuniades locales
para que practique en forma controlada la caza ballenera, por
tadiciones culturales y gstronómicas.
Los cientos de millones de personas que se oponen a la caza de
ballenas tienen derecho a vigilar los planes de la CBI para
reanudar su caza . Estos no puden desarrollarse en secreto y luego
votarse antes de que nadie fuera de la CBI sepa lo que dicen. Es
necesario y es fundamental un proceso transparente en la CBI si
esta organización quiere mantener su credibilidad en el mundo .
Cualquier mayoría a favor de la caceria de ballenas sera
comprada y no ganada. Es terrible que una medida de conservación
de las ballenas apoyada por cientos de millones de personas en
todo el mundo puedan desaparecer por una campaña de compra de
votos bien financiada por un gobierno que representa los intereses
de una industria insostenible.
Lo angustiante de este siglo es que mientras existan países como
Japón que aprovechan resquicios legales para su propios fines,
nunca se podrá garantizar el futuro de las ballenas.
Luchar por la conservación y supervivencia de las especies, sin
importar su belleza o porte es, ni más ni menos, pelear por
nuestro presente y futuro. Es una tarea monumental que persigue la
propia supervivencia del ser humano.
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