ARAÑAS, LAS PRIMERAS COLONIZADORAS DE LOS BOSQUES CALCINADOS
Su capacidad para desplazarse y escasos requerimientos les convierten en el primer eslabón para
la regeneración de las zonas que han sido pasto de las llamas
Agencia Efe / IDEAL / agosto 2005
Las arañas se han revelado como piezas esenciales para la regeneración de la vida tras un
incendio forestal, ya que son unas de las primeras especies colonizadoras de estos espacios
arrasados. Con su presencia permiten la llegada de nuevas especies de animales y plantas. Según
indica el director del departamento de Entomología de la Sociedad de Ciencias Aranzadi, Alberto
de Castro, «las arañas cumplen una importante función» tras los incendios, porque aunque las
especies autóctonas, más especializadas, mueren por efecto de las llamas, nada más apagarse los
rescoldos del fuego «hay un batallón de arañas oportunistas» que acuden al bosque quemado. Un
dato del que siempre hablan los entomólogos es que lo primero que encontraron los exploradores
tras la explosión del volcán Krakatoa, que en 1883 causó la devastación casi total de esta isla
ubicada entre Java y Sumatra, fue una araña.
En parapente
Esto se debe a que los arácnidos «se dispersan muy bien» porque, aunque no vuelan, hacen
«parapente». Para ello, «suben a un lugar alto, donde hay corrientes de aire, generan un pequeño
hilo de seda que hace las veces de vela y planean con ella, desde unos metros, que es lo más
habitual, hasta cientos de kilómetros». El biólogo precisó que gracias a esta técnica las arañas
colonizan islas y otros lugares distantes o calcinados por el fuego. Llegan a los bosques
arrasados a la vez que algunos insectos con pocas exigencias ewn cuanto a hábitat, que serán la
comida de las arálas, lo que les permite prosperar y ser, a su vez, alimento de aves, reptiles,
anfibios y pequeños mamíferos. Además cumplen la misión de dispersar semillas y polen,
facilitando la entrada de nuevas especies vegetales en el ecosistema y, por tanto ayudar en su
recuperación. «Las arañas no regeneran el bosque, pero contribuyen a que empiece la vida de
nuevo porque son muy resistentes», recalcó De Castro.
El investigador alemán Ulrich Simon ha propuesto un estudio sobre las arañas que habitan en las
copas de los árboles de los bosques frondosos y que al vivir a gran altura están más expuestas a
la radiación solar, para ver cómo les afecta el cambio climático. De Castro puntualizó que la
sustitución de una especie de arañas por otra también es un indicador de que algo extraño ha
ocurrido en ese entorno. «Sólo es necesario saber escucharlas, porque si nos fijamos en las
arañas y sabemos descifrar sus claves, ellas nos cuentan lo que está pasando».
LA FORTALEZA DE LAS TELAS DE ARAÑA DEPENDE DEL DISEÑO
EUROPA PRESS * IDEAL
Aunque los investigadores han sabido durante mucho tiempo de la increíble fuerza de la tela de
araña, la robustez de los pequeños filamentos no puede explicar, por sí sola, cómo sobrevive a
las gotas de lluvia y los vientos que superan la categoría de huracán. Ahora, un estudio que
combina las observaciones experimentales de las telas de araña con simulaciones complejas por
ordenador, ha demostrado que la durabilidad de la tela no sólo depende de la fuerza de seda,
sino en cómo su diseño compensa el daño. En el estudio, publicado en la
revista 'Nature', los investigadores del Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT), en
Estados Unidos, y el Politécnico di Torino, en Italia, muestran cómo el diseño de la tela de
araña hace frente a la tensión y el daño.
"Varios grupos de investigación han estudiado la compleja estructura jerárquica de la seda de la
tela de araña, y su increíble fuerza, extensibilidad y resistencia", explica Markus Buehler,
profesor de Ingeniería Civil y Ambiental en el MIT, "pero, si bien entendemos el comportamiento
peculiar de la seda a nanoescala, tenemos poca información sobre cómo la estructura molecular de
la seda mejora el rendimiento de la tela".
Las telas de araña situadas en jardines y garajes están hechas de múltiples tipos de seda, pero
la seda viscosa y la seda de arrastre son las más relevantes para la integridad de la tela. La
seda viscosa es elástica, húmeda y pegajosa, y crece en espiral desde centro de la red, su
función principal es capturar a las presas. Por otro lado, la seda de arrastre es dura y seca, y
sirve para asegurar los hilos que irradian hacia fuera, desde el centro de la red,
proporcionando el soporte estructural, esta seda es crucial para el comportamiento mecánico de
la web.
Algunos de los trabajos anteriores Buehler han demostrado que la seda de arrastre se compone de
un conjunto de proteínas con una estructura molecular única que le da fuerza y flexibilidad. "A
pesar de la resistencia y dureza de la seda ha sido medida anteriormente -es más fuerte que el
acero y más resistente que el Kevlar- las ventajas de la seda dentro de una red, más allá de
estas medidas, se desconocían", añade Buehler. Las arañas comunes estudiadas
en la investigación tejieron redes siguiendo patrones en espiral sobre el andamiaje de
filamentos; la construcción de cada red requiere una energía que la araña no puede permitirse
gastar a menudo, por lo que su durabilidad es clave para la supervivencia del arácnido. A través
de una serie de modelos informáticos creados para combinar con los experimentos de laboratorio
con las telas de araña, los investigadores fueron capaces de separar los factores que ayudan a
la red a soportar las amenazas naturales localizadas (como una rama que cae sobre un filamento)
o distribuidas (como los vientos fuertes).
"Para nuestros modelos, utilizamos un marco de dinámica molecular en el que aumentamos el
comportamiento molecular de hilos de seda a escala macroscópica; esto nos ha permitido
investigar no solo los distintos casos de carga en la red, sino también localizar y visualizar
la forma en la que la red se fractura en condiciones de carga extrema", explica Anna Tarakanova,
quien desarrolló los modelos informáticos junto con Steven Cranford, ambos estudiantes de
posgrado en el laboratorio de Buehler. "A través del modelado por ordenador"
añade Cranford, "hemos sido capaces de crear, de forma eficaz, telas de araña sintéticas
construidas a partir de sedas virtuales parecidas a materiales elásticos lineales (como la
cerámica) y elásticos plásticos (que se comportan como muchos metales). Con estos modelos,
pudimos hacer comparaciones entre el desempeño de la red del modelo y el desempeño observado en
las redes de seda natural. Además, pudimos analizar la tela en términos de energía, y estudiar
los detalles de la tensión".
El estudio demostró que, como era de esperar, cuando cualquier parte de una red es perturbada,
toda la red reacciona -esta sensibilidad es lo que alerta a la araña de que un insecto se ha
quedado atrapado. Sin embargo, los filamentos radiales y espirales desempeñan diferentes papeles
en la atenuación de movimiento, y cuando las tensiones son especialmente duras, son sacrificados
para que toda la red pueda sobrevivir.
"El concepto de fallo selectivo y localizado de las telas de araña es interesante, ya que es un
punto de partida distinto de los principios estructurales que parecen entrar en juego en muchos
materiales biológicos y sus componentes", añade Dennis Carter, que ayudó a financiar el estudio.
En concreto, cuando un filamento radial en una red se engancha, la web se deforma más que cuando
le ocurre a un filamento espiral, relativamente más flexible. Según las
conclusiones de los investigadores, la tela de araña se resiente cuando los filamentos son
perturbados por una fuerza externa, pero, después, la red recupera su estabilidad -incluso en
simulaciones con grandes fuerzas, como los vientos huracanados.
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